El fútbol vuelve al Perú porque está volviendo en Europa y porque hay un lobby peruano que pugna por saltarse la valla. Algunas observaciones:  

1. El anuncio peruano viene con roche pues la Federación Peruana lo hace antes que nuestros rivales en las eliminatorias, “en julio podría regresar”. Argentina, Chile, Colombia no tienen fecha de retorno a las canchas. Ni la van a tener antes de superar los picos o mesetas de la pandemia. El gobierno argentino declaró hace unos días que el retorno del fútbol no era prioritario (y hablamos de la Argentina, bicampeón del mundo, donde cada barrio respira fútbol): "No estamos cerca de que vuelva el fútbol. Es cierto que para un jugador profesional es difícil estar parado tanto tiempo, pero debo decir que no es una prioridad" (Goal.com). ¿Por qué en el Perú sí es una prioridad?

¿Por qué el Perú, que hoy tiene cifras preocupantes de contagios y fallecidos por COVID y con una emergencia sanitaria no superada para el mes de julio es el “pionero” en romper filas? No se han expuesto razones pero tendrían que darse. Y que la opinión publica las valore.

2. Por si acaso, en Europa se anuncia el regreso del fútbol cuando la curva de contagios COVID ya está en franco descenso. La Bundesliga arranca fuegos cuando en Alemania la curva cae y la epidemia está controlada, a pesar de los repuntes ocasionales.

¿Por qué se anuncia el regreso del fútbol en el Perú si estamos en plena meseta, peleando por aplanar la curva en el mes de junio? E incluso, enfrentando el riesgo de retomar la cuesta ascendente en el mes de junio. ¿Por qué se anuncia el regreso del fútbol en el Perú si estamos como estamos peleando con la pandemia en Loreto, en Lambayeque y en hospitales de Lima, donde no hay suficientes pruebas moleculares ni camas UCI y donde el cuidado de los médicos y enfermeras no alcanza para salvar vidas? Uno puede decir, “bueno para julio todo habrá terminado”. Pues no. La pandemia se quedará con nosotros mucho tiempo. El ministro Zamora informó que el COVID viaja de norte a sur. En otras palabras, se espera, que la curva muestre un descenso pronunciado en los meses de junio y julio, sí, pero no en todo el territorio. La situación en la selva y en la costa norte seguirá siendo preocupante.

3. Algunos dirán, resignados, bueno hay que darle entretenimiento (circo) a la gente. Cierto, el espectáculo, cualquier espectáculo. Pero, en el caso del fútbol, se trata de un entretenimiento que se pagaría caro, empezando por los propios futbolistas.

El protocolo adoptado por la Bundesliga somete a sus técnicos y a sus jugadores a normas estrictas de distanciamiento y pruebas masivas, dos veces por semana y en víspera de cada partido. La premisa: ningún jugador que porte el virus podrá ingresar a la cancha.

¿Y en el Perú? El protocolo preparado por el FPF es un misterio, pero Diego Rebagliati filtró un dato en RPP (min. 6) que sería preocupante: los jugadores pasarían pruebas moleculares cada dos semanas. ¿Cómo?, ¿no en víspera de cada partido? Es decir, de confirmarse la noticia y, si un jugador en el campeonato sale a la cancha una o dos veces por semana, estaría expuesto al contagio y podría transmitir el virus a los suyos. Rebagliati agrega, además, muy suelto de huesos que ese protocolo “el MINSA seguramente va a aprobar”, a ver, ¿y por qué se aprobaría?, ¿bajo qué criterio de salud pública?

Un protocolo así desvirtuaría la idea del fútbol como entretenimiento o deporte para convertirse en un espectáculo de alto riesgo en vidas humanas: se arrojaría a los jugadores a la cancha, sin toda la protección disponible y necesaria ante un virus potencialmente mortal. Incluso el protocolo, bastante aceptable, que vienen implementando algunos clubes para sus entrenamientos, sería insuficiente con el regreso a los estadios pues en un partido de fútbol, existe intensa fricción entre los jugadores, se trasmite la saliva por el contacto físico constante y por el sudor de los jugadores.

Un periodista colombiano de FútbolRed hace preguntas sobre la vuelta del fútbol en su país, en tiempos del COVID (se extraña que no lo hagan en nuestro país): ¿quién pagará por la asistencia médica? Porque la salud cuesta, lo hemos aprendido en estos meses de pandemia. ¿Se dotará a los jugadores de un seguro médico que afronte la atención en caso de contagio del COVID? Sería bueno saberlo. Porque hasta ahora los fútbolistas solo cuentan con un seguro en caso de lesiones. Tenemos el tristísimo caso de los 11 jugadores del Credicoop San Román de la Copa Perú y de su DT, el campeón de la Copa Sudamericana, Juan Carlos Bazalar, que dieron positivo al COVID. Además de desearle “lo mejor” en sentidos mensajes en diarios, radios y TV del país ¿algún periodista se ha preguntado si estos deportistas y el DT están protegidos con un seguro médico? ¿Y por qué no se discuten estos asuntos? No solo se trata de la precariedad y de la informalidad campante de los equipos de la Copa Perú, lo concreto es que muchos clubes de la primera división tampoco tendrían cómo afrontar estrictos protocolos contra el COVID. Ni en el Perú, ni en Colombia, porque son carísimos.

¿Entonces?, ¿Por qué volver en julio? Ojalá que lo dicho por el periodista Rebagliati no sea el anticipo de una salida “a la peruana”, es decir, pasar un protocolo sanitario que es agua tibia. Por lo mismo, futbolistas que saben cómo va la procesión por dentro manifiestan incertidumbre y preocupación. Desean vivamente volver a jugar pero también se hacen preguntas, “a veces, no tenemos los implementos necesarios para poder entrenar” y aun así, se piensan adoptar “esos protocolos [que] son caros”, declaró un futbolista de la Liga 1, bajo condición del anonimato. “Sabiendo que los clubes no cumplen con los implementos o bonos establecidos en los contratos, quién va a saber que no nos hagan las pruebas o solo una vez, y que el resto corra por nuestra cuenta”. Y si no se realizan pruebas masivas, “¿qué pasará con las personas que son asintomáticas y no son detectadas?”, señaló el mismo deportista. El fantasma del Credicoop campea en los camerinos.

El imperativo por sacar réditos económicos por los derechos de transmisión y no el deporte en sí parece estar detrás de la vuelta temprana del fútbol profesional. ¿La Federación no puede hacer la cola y esperar mejores tiempos?, ¿no sería mejor postergar el retorno a las canchas para agosto o septiembre como se anuncia en el fútbol colombiano?, ¿por qué anunciar un retorno anticipado que obligue a aplicar un protocolo a media caña? ¿No sería mejor postergar y salvaguardar la salud de los jugadores?

Fíjense, la contrastante respuesta de la federación alemana (por lo menos, en la retórica), cuando se evaluaba el retorno de la liga de fútbol a las canchas, "todas las medidas están condicionadas a que no se dediquen recursos indispensables en la lucha contra el COVID-19 para el conjunto de la población" (RPP).

Otra racionalidad la de allá, una que reconoce que el fútbol (sea deporte o negocio) no puede colocarse por delante del país y de su gente.



(Ilustración: Parque y grama)