Recordemos, EEG sale del aire en marzo, con el inicio de la cuarentena que impone restricciones como la distancia social. Su productora, Mariana Ramírez del Villar, comentó en abril, “Esto es Guerra no volverá hasta que se levante la cuarentena”. Por si acaso, la cuarentena no concluye el 11 de mayo sino que se irá levantando de manera progresiva en cuatro fases, de mayo a diciembre (Decreto Supremo N° 080-2020-PCM). A los chicos de EEG les toca, pues, esperar unos meses. Póngase al fondo de la cola.  

En efecto, el mismo decreto supremo precisa que en la fase 1 (que se inicia el 11 de mayo) se permitirán solo las actividades y servicios considerados “esenciales” y “estratégicos” para la marcha del país, incluidos claro, los programas informativos (noticieros, programas de investigación periodística, de entrevistas, etc.). ¿Dónde queda EEG?

EEG es puro “entretenimiento” (bueno, eso dicen) y, a diferencia de algunos pocos magazines que quedan en el aire y que entrevistan por teleconferencia, EEG congregará a un número importante de personas en un set de televisión, pasillos, camerinos, baños, por más mascarillas y desinfectante que usen. Y con “guerreros” realizando ejercicios intensos y permanentes, esparciendo gotas de saliva y sudor por todos lados. Ojo, las gotas de sudor no transmiten el COVID-19 pero esas gotas de sudor al entrar en contacto con las gotas de saliva de la boca o la nariz pueden transmitir estas fuentes de contagio a una distancia y velocidad mayores al metro o dos metros. Perspectiva de espanto.

Por lo expuesto, si nos ceñimos al decreto supremo y lo adelantado por el Grupo de Trabajo Multisectorial, a los de EEG les corresponde esperar hasta diciembre, cuando el país ingrese a la fase 4, con los demás espectáculos, deportes y casas de juego. Hagan la cola, pues.

¿Por qué entonces EEG anuncia su regreso? Surgen algunas preguntas válidas ¿están registrados en la plataforma del Sistema Integrado para el COVID-19 (SICOVID)?, ¿se ha notificado a la Sunafil? En el spot se da por sentado que regresan, pero ¿presentaron el protocolo sanitario respectivo?, ¿fue aprobado? O, tal vez no y, simplemente, se acogieron al rubro general “Medios de comunicación” y pasarían piola. Sería un error, pues quedó meridianamente claro, desde el inicio de la cuarentena, que los animadores de realities, magazines y otros espectáculos televisivos no estaban incluidos en la categoría “periodista”. Ya olvidamos que las figuras del espectáculo de nuestra televisión que se apresuraron a tramitar sus “salvoconductos” en cuarentena, como Gisela Valcárcel, se vieron luego denunciadas por la opinión pública y por el propio presidente Martín Vizcarra. EEG no es Cuarto Poder y tampoco un magazine.

Finalmente, el requisito más importante es la seguridad de los empleados. En el caso de restaurantes, que harán delivery, solo podrá hacerlo personal del restaurante, es decir, personas en planilla, con un seguro de salud, estabilidad laboral si caen enfermos, etc. ¿Qué sucedería con la cadena de servicios que arrastraría la producción de EEG? La persona que desinfecte los trajes de los “guerreros”, por ejemplo, ¿será un “colaborador” terciarizado, trabajadora en planilla de América Televisión o de la productora ProTV? Y si se contaminan, ¿quién se hace cargo?, ¿quién lo protege laboral y sanitariamente?

En el spot se comenta que cada camerino para varones acogerá no a tres “guerreros”, como era antes, sino a dos. ¿Bajo qué criterio?, ¿por qué no uno?, ¿se decide por “sentido común” (libre interpretación de la “distancia social”) o de acuerdo a un criterio sanitario?

Nada de eso se explica en el spot.

En definitiva, nada, ni la economía nacional ni la seguridad sanitaria permite el regreso de Esto es Guerra.

Si Sunafil no fiscaliza el regreso de EEG, anunciado a los cuatro vientos, estaría pintada en la pared. Lo peor, la fase1 correría el riesgo de convertirse, de facto, en el inicio de una fase 4. No solo las empresas de telecomunicaciones rompen filas. Algunas regiones se desmarcan de las medidas de emergencia sanitaria, en busca de aprobación y “baño de multitudes”. Las autoridades del Cusco decidieron el 4 de mayo que el Taytacha de los Temblores saldría en procesión el domingo 10 de mayo, en plena vigencia de cuarentena absoluta. Ay, diosito.

Al ejecutivo se le puede escapar el control de las medidas de distancia social. Si la Sunafil no fiscaliza en serio, si el Comando COVID no frena procesiones y otros gestos inoportunos, se le propinaría un martillazo bien dado al gobierno y al Decreto Supremo N° 080-2020-PCM.

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